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  • En este sentido la idea de crisis alude ante todo

    2019-04-19

    En este sentido, la idea de crisis alude ante todo, dhfr inhibitor una noción de cambio, que puede ser abrupto y radical —como en la noción de cambio revolucionario, o en la teoría de la crisis del capitalismo como colapso; o puede referirse más bien a una modificación o trastocamiento paulatino, crónico o cíclico, de los pilares básicos de una configuración social dada. A decir de Kaplan, el Leviatán criollo pasó por su momento más deslumbrante cuando hizo las veces de un “Estado sol”, pero, como señaló Cardoso, llegó a la playa desfalleciente. Sin embargo, la salida al Leviatán desfalleciente, o al menos así diagnosticado, fue “discutida” en dos sentidos: ¿reforma del Estado o reforma de la sociedad? Es la confusión del síntoma con la enfermedad, lo que se ha traducido en un escenario de “crisis permanente” de la forma-Estado en América Latina, y con ello el inicio de una era de servidumbre voluntaria. Para la cepal es la transformación del Estado para el desarrollo.
    Políticamente, la historia “ofcial” de América Latina es la historia de confictos sociales, alternativas democráticas y autoritarias en choque, interdependencia y cambios socioculturales necesarios para ser competitivos en un escenario de economía mundial. El punto de partida de la crisis del Estado responde únicamente a una razón sistémica, que no es la razón estructural de la misma, y toma fuerza en los ochenta y noventa, cuando atraviesa por una serie de dificultades que dejaron ver su fragilidad, expresada en la incapacidad de dar respuesta eficiente ante las demandas y obligaciones del entorno. Garretón lo denominaría el agotamiento de la “matriz nacional-popular estatista”. Este proceso se caracterizó porque el Estado, cuya estructura era el modelo intervencionista-proteccionista y benefactor, tuvo que asumir los problemas del funcionamiento institucional: las devaluaciones, el desempleo, la constante contracción económica, la necesidad creciente de evidenciar condiciones democráticas, en algunos países inexistentes, ficticias o anómalas, el fracaso de las transiciones democráticas, la creciente violencia como referente de la dependencia y como respuesta para mitigarla; evidenciando el escenario de conficto desbordado del entramado social y ampliando aún más las diferencias en las relaciones de clase, fortaleciendo la diada ricos y pobres, con aumento desmesurado de estos últimos, en relación proporcional a intracellular digestion la acumulación, concentración y centralización del capital de los primeros. Fue una “transición simultánea”. Esta crisis global, no de la región en particular, y a pesar de que no existe un acuerdo entre analistas sobre la duración y la profundidad del impacto de la misma, ha generado serios efectos económicos y sociales en la región, que se han manifestado en las dificultades para concertar políticas que posean un carácter de Estado, es decir, que sean capaces de reflejar el conjunto de voluntades de los diversos actores en el ámbito nacional. José Antonio Ocampo, quien se desempeñó como Secretario Ejecutivo de la cepal entre 1998 y 2002, señaló que “ninguna otra región del mundo en desarrollo, emprendió las reformas económicas orientadas a ampliar la esfera de acción del mercado en forma tan temprana y con tanto ‘entusiasmo’ como América Latina”. Sin embargo, la expectativa se volvió frustración y las luces se mezclaron con prominentes sombras. La crisis global, vista desde América Latina, no sólo ha impactado en aspectos financieros. Las crisis alimentaria, energética y de la violencia, se hacen presentes en una sociedad que ha formalizado paulatinamente lo informal en busca de seguridad, diluida como garantía estatal. Como indican Altvater y Mahnkopf, “se trata de trastocamientos del capitalismo global, de su estructura de reproducción y poder”, es una muestra de la “nueva” cotidianidad que vulnera el principio relacional de comunidad humana: incertidumbre, inseguridad, desprotección y vulnerabilidad.