Archives

  • 2018-07
  • 2019-04
  • 2019-05
  • 2019-06
  • 2019-07
  • 2019-08
  • 2019-09
  • 2019-10
  • 2019-11
  • 2019-12
  • 2020-01
  • 2020-02
  • 2020-03
  • 2020-04
  • 2020-05
  • 2020-06
  • 2020-07
  • 2020-08
  • 2020-09
  • 2020-10
  • 2020-11
  • 2020-12
  • 2021-01
  • 2021-02
  • 2021-03
  • 2021-04
  • 2021-05
  • 2021-06
  • 2021-07
  • 2021-08
  • 2021-09
  • 2021-10
  • 2021-11
  • 2021-12
  • 2022-01
  • 2022-02
  • 2022-03
  • 2022-04
  • 2022-05
  • 2022-06
  • 2022-07
  • 2022-08
  • 2022-09
  • 2022-10
  • 2022-11
  • 2022-12
  • 2023-01
  • 2023-02
  • 2023-03
  • 2023-04
  • 2023-05
  • 2023-06
  • 2023-07
  • 2023-08
  • 2023-09
  • 2023-10
  • 2023-11
  • 2023-12
  • 2024-01
  • 2024-02
  • 2024-03
  • Extra amente el narrador de Rubem

    2019-06-10

    Extrañamente, el narrador de Rubem Fonseca omite cualquier alusión pregnane x receptor esta segunda carta, quizá considerando él mismo que no es auténtica, mientras que la primera es citada de una forma premonitoria, al igual que las palabras de Papá Miguel: “Deixo à sanha dos meus inimigos o legado da minha morte’, começava o bilhete, que terminava dizendo: ‘A resposta do povo virá mais tarde”’ (Agosto, p. 330). En los últimos capítulos, se atestigua en la novela la forma en que la muerte, o la forma como ésta llegó en un suicidio, exalta los ánimos de la gente. En una premonición más dentro de la novela “um homem, com a mão sobre o caixão, conseguiu fazer um curto discurso antes de ser afastado: ‘O povo vingará Getúlio!”’ (Agosto, p. 335). ¿Se cumplió la premonición? No lo sabemos, ésta escapa del registro de lo novelado, pocos días antes de que concluyera el mes de agosto. Así, la historia en la novela se va desenvolviendo en una serie de premoniciones que el tiempo de la escritura le permite al autor. Si la historia es premonición, también es un “enredo inepto e incomprensible de falsedades”, en el que en la obra coloca en su lugar al propio Getúlio Vargas: si sale de la vida para entrar en la historia, él mismo es parte de esa narración falsa, la propia que él mismo ayudó a escribir. Por otro lado, aunque la novela centra su atención en los últimos días del gobierno de Vargas, su personaje aparece en escasas ocasiones; opacado por los enredos y reuniones secretas llevadas a cabo después del atentado en la calle Tonelero, muy lejos del Palacio del Catete: en el Senado, en la Cámara de diputados, en las instalaciones de la Fuerza Aérea, en lujosos restaurantes: el poder ya no se encuentra en las manos del presidente. Alzira, su hija, en el momento en el que parece que la caída es inevitable: Como ya hemos comentado, el tiempo de lo narrado es el mes de agosto de 1954. Sin embargo, la novela no parte del atentado en la calle Tonelero (5 de agosto), sino de la madrugada del día primero con el asesinato en el edificio Deauville que más tarde le será asignado a Mattos, cuya investigación se irá relacionando poco a poco con la red de corrupción que se encuentra detrás de ese crimen y, a su vez, con las intrigas políticas que pugnan por derrumbar al gobierno de Getúlio Vargas. Mattos se nos presenta en la novela “ao amanhecer daquele dia 1° de agosto de 1954, o comissário de polícia Alberto Mattos, cansado e com dor de estômago, colocou dois comprimidos de antiácido na boca” (Agosto, p. 10). Por otro lado, la novela tampoco culmina con la muerte del propio Getúlio Vargas el día 24, sino con la muerte del comisario Mattos uno o dos días después y el encumbramiento de los bicheiros en el poder. Así, podríamos considerar que es la novela policíaca la que contiene a Terminal redundancy la histórica y si ambos relatos se van encontrando por diferentes circunstancias en la novela, también los personajes tienen sus puntos de encuentro, ya que traspasan el plano al que pertenecen sin alterar o poner en riesgo el pacto ficcional establecido con el lector. El encuentro entre la parte histórica y la parte ficcional de la novela, lo hallamos principalmente en dos momentos. En primer lugar, cuando Mattos comienza la investigación del asesinato en el edificio Deauville, encuentra ahí un anillo que asume le perteneció al asesino. Después, al basarse más en una corazonada que en una fotografía, concluye que aquel le pertenecía a Gregório Fortunato, por lo que estaba seguro de que se había tratado de un crimen de Estado. Por supuesto, el detective se equivoca en esta deducción, ya que el anillo pertenecía a Chicão, otro personaje ficcional de la novela y el verdadero asesino del empresario. De esta forma, el anillo, al tiempo que aleja al detective de Chicão, lo acerca al mundo político que pugna por la caída de Getúlio Vargas. El anillo es, entonces, aunque sea un error de percepción de Mattos, el medio por el cual el personaje principal-ficcional de la novela se adentra en el relato de la materia histórica y, por otra parte, el símbolo del vínculo entre Mattos y el propio Vargas, aún más si pensamos que un anillo representa una alianza, una asociación, un destino en común. Por otro lado, en segundo término, están los roces que tiene el protagonista principal-histórico (Vargas) con el principal-ficcional (Mattos). Si aceptamos el hecho de que una novela adquiere la etiqueta de “histórica” cuando la materia del pasado tiene influencia en la vida de los personajes, esto sucede en diferentes ocasiones en Agosto, como en el siguiente pasaje: